En Perú, una realidad silenciosa y profunda afecta a muchas estudiantes universitarias: el dilema del embarazo no planificado. Más de 370 mil interrupciones de embarazos al año y un 19% de mujeres a nivel nacional que se han realizado un aborto, es decir, 1 de cada 5 mujeres en edad reproductiva, nos muestran una realidad que es difícil de ocultar.
Las estudiantes universitarias peruanas se encuentran en una etapa crucial de sus vidas, con proyectos académicos y personales en desarrollo. El impacto del embarazo no planificado puede alterar significativamente sus planes y, en muchos casos, enfrentan la noticia sin el apoyo de una pareja o de sus padres. La decisión de continuar o no el embarazo se convierte en un dilema abrumador, que a menudo se vive en soledad.
Estas jóvenes, que pueden ser tu amiga, tu vecina, tu colega, necesitan información confiable y respuestas efectivas desde el sistema de salud pública para abordar sus situaciones.
Mujeres que apoyan a otras
Para muchas estudiantes no resulta sencillo contar con el sostén de su entorno. Es por esto que son otras mujeres las que se ocupan solidariamente de acompañarlas y crear para ellas una red de cuidados.
Estas mujeres son parte de organizaciones y colectivos que abordan desinteresadamente la realidad del aborto en Perú ante la falta de respuestas y soluciones específicas por parte del Estado. Es el caso de Lía, una joven universitaria que desde hace tiempo dedica su vida a brindar apoyo a quienes se enfrentan a este tipo de escenarios.
La mayoría de las personas que ha conocido Lía en esta situación tienen entre 19 y 30 años, muchas de ellas estudiantes universitarias. En todos los casos, llegan en medio de la desesperación y el miedo, esperando un consejo, una mirada, una voz cercana que las oriente y no las acuse.
¿Cuáles son las principales barreras que enfrentan las jóvenes universitarias? En su experiencia, Lía ha notado que muchas mujeres que buscan interrumpir su embarazo sienten culpa y vergüenza. La presión cultural y social a menudo lleva a que mantengan su situación en secreto, incluso de amigos cercanos. La sociedad a menudo las juzga, y no trabaja por comprender qué motivaciones las llevan a tomar esa decisión.
A esto se suma lo que sucede en el entorno universitario, donde la comunicación y el acceso a información aún siguen siendo limitados. “A pesar de que algunos grupos estudiantiles feministas han tomado la iniciativa de visibilizar el tema, las universidades aún tienen la responsabilidad de desempeñar un papel más activo en la promoción de la educación sexual y el acceso a recursos relacionados con la salud reproductiva”, opina Lía.
A lo largo de su trayectoria, le ha tocado acompañar a dos grupos de amigas que atravesaron por embarazos no planificados, demostrando que la confianza y el apoyo entre pares pueden marcar la diferencia.
"Uno de los primeros acompañamientos que realicé fue con la amiga de una amiga mía de la universidad. Fuimos juntas a comprar varias cosas para que se preparara, nos encontramos y conversamos durante un buen rato. Luego, la dejé con su amiga y mientras hablábamos por teléfono. Se desarrolló una confianza inmediata. Recuerdo que tiempo después la volví a encontrar y me alegró mucho, nos reconocimos y nos abrazamos. La vi simplemente llevando a cabo su vida cotidiana, caminando y haciendo sus cosas. Me llena de satisfacción que no haya tenido que sentir que no tenía opciones y que sus planes no se detuvieron repentinamente o que tuvo que modificarlos", rememora Lía.
El aborto: un tema de salud pública
Abordar esta realidad de manera integral es esencial para garantizar un mejor futuro para las jóvenes peruanas y para la sociedad en su conjunto. En nuestro país, desde 1924, la ley solo permite el aborto terapéutico,cuando la vida o la salud de la embarazada están en riesgo. Sin embargo, el hecho de que el procedimiento no sea legal en otras situaciones, no ha detenido los procedimientos de aborto, sino que los ha llevado a realizarse en soledad y en condiciones poco seguras.
“Hay como una especie de vacío para las que no encajan dentro de los casos de aborto terapéutico. No he tenido ningún acompañamiento que haya siquiera pensado en un aborto de este tipo porque, además de la desesperación y la angustia, hay un gran desconocimiento. El tema de la salud es complejo y no es accesible para todo el mundo, realmente es necesario que las jóvenes puedan encontrar personas en quienes confiar”, dice Lía.
Además, agrega: “Es duro para ellas entender que también merecen acceder a este derecho y que no tiene que ser una tragedia, que no tiene que ser algo súper drástico, extremo, sino que es algo que sucede, y que sucede en la cotidianidad”.
La importancia de acompañar sin juzgar
A la hora de atravesar este tipo de situaciones, la experiencia del acompañamiento es fundamental.
“No sé cómo describir el sentimiento, pero supongo que de alguna manera es reconfortante. Es como ver, no solamente para la chica que ha pasado por un aborto y que ha sido acompañada y que lo ha podido vivir sin exponerse a la muerte, sino también para una como acompañante”, cierra Lía.
Estas vivencias nos confirman que la empatía, el acceso a la información y el apoyo son herramientas de gran alcance para asegurar que todas las mujeres tengan la capacidad de tomar decisiones bien informadas acerca de su salud reproductiva y desarrollar una vida plena.
Cada mujer tiene sus motivaciones, lo importante es poder brindar apoyo sin juzgar.