En Perú, el aborto terapéutico ha sido legal durante casi un siglo, y su protocolo regula el derecho de las mujeres a interrumpir el embarazo hasta las 22 semanas, en los casos en los que es necesario para salvar la vida y preservar la salud. Sin embargo, la realidad revela un panorama complejo en el que quienes toman esta decisión enfrentan barreras legales, estigmatización y una amplia falta de información.
Tanto las personas que optan por el aborto terapéutico como aquellas que buscan apoyo en estas circunstancias experimentan una gama de emociones. Los obstáculos legales y el temor que esto mismo genera pueden ejercer una fuerte presión sobre ellas, pero el apoyo adecuado y la comprensión pueden marcar una diferencia significativa y cambiar sus vidas.
En este contexto, estas personas, que podrían ser parte de tu familia, lugar de trabajo o círculo de amistades, necesitan respuestas efectivas por parte del sistema de salud pública. Por eso, en nuestra campaña, consideramos esencial abordar esta realidad con herramientas y acceso a la atención de salud adecuada, acompañando sin juzgar.
La información como fuente de decisión
A pesar de que el aborto terapéutico es legal en nuestro país desde 1924, no siempre es fácil acceder a él. Cada niña, adolescente y mujer tiene sus razones para tomar la decisión de interrumpir un embarazo, y su derecho a hacerlo debe ser respetado y protegido.
Pilar Montalvo, obstetra especialista en salud sexual y reproductiva, explica que existe un protocolo establecido que debe seguirse: cuando una persona decide interrumpir su embarazo por razones médicas, debe solicitarlo en un hospital. Luego, se forma una junta médica que evalúa su situación, incluyendo a especialistas si es necesario. Si la junta determina que el aborto terapéutico es requerido, se avanza con el proceso.
El siguiente paso involucra sesiones de consejería pre y post procedimiento, diseñadas para brindar apoyo y educación sobre anticoncepción. “Ese es el protocolo que está normado, que es legal, que todos los establecimientos, sean públicos o privados, tienen que seguir cuando alguien lo solicita”, explica.
“El personal de salud tiene que estar abierto a las necesidades de cada usuaria. Es necesario dejar todas las ideas y pensamientos personales fuera porque la atención debe estar focalizada en el cuidado de las personas”, añade la obstetra.
Otra posibilidad se basa en la detección temprana de problemas de salud durante el control prenatal. En este caso, se espera que los profesionales informen a las pacientes sobre su situación de salud y detecten posibles problemas que requieran la posibilidad de un aborto terapéutico. “El mismo servicio de salud está informando que la persona que va al control tiene un problema, que si continúa la gestación puede ponerse en riesgo. Entonces, se solicita el aborto terapéutico y sigue el mismo proceso”, detalla.
También pueden ocurrir situaciones de emergencia. “Por ejemplo, si una mujer necesita una cirugía debido a un accidente y está gestando, ella puede acceder al aborto terapéutico con su firma y su solicitud. Al final, es su decisión. Si la mujer quiere optar por eso, porque el embarazo o el parto va a poner en riesgo su vida y a pesar de eso quieren continuar, pues es su derecho, es el derecho a decidir qué quieres hacer tú con tu cuerpo, con tu vida y con tu salud”, agrega.
Pese a esto, este ideal muchas veces se enfrenta a una serie de barreras y obstáculos. “En nuestro país todavía tenemos muchos mitos y miedos cuando escuchamos la palabra aborto. Pensamos que es algo malo que te causará muchos traumas, aunque haya muchos estudios e investigaciones que dicen lo contrario”, explica Pilar.
Acompañar sin juzgar
¿Y qué sucede con el grupo de mujeres que no están incluidas dentro de este protocolo? Muchas personas, debido a los prejuicios, evitan buscar un aborto terapéutico en establecimientos de salud. A menudo, recurren a métodos peligrosos y no regulados para poner fin a sus embarazos, lo que aumenta el riesgo para su vida.
“Hemos escuchado historias de mujeres que se tiran por las escaleras, se introducen objetos peligrosos, o se golpean con la esperanza de inducir un sangrado y ser llevadas a emergencia, para así poder acceder al procedimiento de aborto terapéutico”, recuerda la especialista.
En los últimos años, ha surgido un movimiento de acompañamiento entre mujeres que apoyan a otras en este proceso. Este apoyo va más allá de la mera asistencia médica y está destinado a brindar un espacio seguro para tomar decisiones informadas y sentirse respaldadas en su elección. “Creo que de alguna manera la sociedad ha comprendido que el aborto es una necesidad y una realidad que no desaparecerá, independientemente de las leyes. Por lo tanto, los profesionales de la salud deberían orientar a las personas en todo momento”, dice Pilar.
El camino que atraviesan las personas que optan por un aborto terapéutico en un entorno médico y las que buscan apoyo fuera de ese sistema difiere en muchos aspectos. En ambos casos, el miedo y el estigma a menudo previenen que estas experiencias se compartan abiertamente con la familia y la comunidad.
Aquellas que optan por el aborto terapéutico, realizado bajo protocolos médicos, pueden experimentar una mayor sensación de tranquilidad al saber que su salud y bienestar han sido preservados. El apoyo y la comprensión de sus seres queridos desempeñan un papel crucial a la hora de enfrentar la vergüenza que a menudo rodea esta decisión. Por otro lado, aquellas que buscan apoyo externo, con frecuencia sienten gratitud por la presencia de alguien que las escucha sin juzgarlas, pero en repetidas ocasiones experimentan temor debido a las restricciones legales y a la clandestinidad a la que se ven obligadas a recurrir.
En un contexto en el que 1 de cada 5 mujeres en edad reproductiva se enfrenta a la decisión de un aborto, es imperativo fomentar un entorno donde las mujeres puedan tomar decisiones informadas y responsables sobre su maternidad, sin miedo al estigma ni a la persecución.
Es fundamental comprender que todas las razones detrás de un embarazo no planificado son válidas, y cada persona merece apoyo en su elección.
Te acercamos la historia de Laura, quien nos cuenta más respecto del aborto terapéutico.